El primer suceso extraño.

Comenzaba a trabajar. En aquél entonces apareció la oportunidad de trabajar en el DF. No había mucho que pensarle, era una buena oportunidad. En ese momento nunca pensé que fuera a salir de Yucatán por tanto tiempo, un mes se convirtió en un año, el DF en Monterrey, un año en muchos más. Heme aquí.

Recuerdo que nuestras oficinas estaban sobre la calle de Nuevo León en la Condesa. Muchas veces los vecinos nos recordaban la multitud de gente que había fallecido durante el temblor del 85. Nos platicaban de aparecidos y fantasmas. Sonreíamos tratando de ser amables. Quien iba a pensar.

Un día, regresábamos de comer Claudia, Ricardo y yo, teníamos una plática amena de no me acuerdo que. Al llegar al edificio donde teníamos las oficinas les dije: “Adelántense, déjenme comprar con el señor de la esquina unos chicles”. Me tarde nada, la esquina estaba a 10 metros, pero ya no los pude alcanzar en el elevador.

Cuando entré en la oficina, estaban los 2 sentados, con la cara pálida, en silencio.

-Qué les pasa, parece que vieron un fantasma-les dije sonriendo.

-pues mas o menos – contesto Ricardo con trabajo.

Se miraban el uno al otro, Claudia comenzó el relato.

-Llegamos a la oficina y al abrir la puerta estaba frente a la pared una persona joven recargada sobre la pared. De repente desapareció.

-¿Viste lo mismo que yo ví?- le preguntó Ricardo

-¿qué viste?

-Una persona que estaba recargada sobre la pared y de repente desapareció.

-Y estaba vestida así y así – decía Claudia y le describía el color de sus ropas.

-Si.

Se miraron el uno al otro y se sentaron en la primera silla que encontraron. Ahí fue donde me los encontré. Ese fué el primer suceso extraño.

El segundo me pasó a mi.

¿y tú que piensas?